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VILLA ELISA
22-07-2016
Los árboles; Un tema que merece un libro.
2016-07-22-23:30
Un tema que merece un libro.
Así podría definirse lo expresado anoche en cuanto a las especies arbóreas de Villa Elisa.
Los árboles de Villa Elisa fueron el tema que desarrollaron Celina Gomez y Andrea Orcellet en el salón del Concejo Deliberante.
Celina Gomez, reconocida por su trabajo de hace años en lo relacionado con parques y jardines, fue quien brindo los mayores datos sobre los árboles, su importancia, la historia y la mirada filosófica sobre su acompañamiento en la vida de las personas, pues su tiempo no es el nuestro, y trascienden las generaciones.
Comenzó hablando del ñandubay fundacional, quien luce seco y sin vida, pero en pie, en la plaza Urquiza, como recuerdo a la fundación de la ciudad, lo mismo que la palmera del museo, que se deduce fue plantada por Héctor de Elía.
Difícil explicar cómo llego a la casa del fundador el único ejemplar en la ciudad de Cipres de Moctezuma, de origen mexicano. También en el museo, destacó los Eucaliptus medicinales del ingreso.
Un fresno enorme que hoy tiene 20 metros de copa, sobre calle Irigoyen, que dio sombra cuando pensaron en la creación de la Cooperativa Arroceros, Elcio Perroud y Henrry Treboux, plantado frente a la casa de este último, que narrara en una nota la historia de ese ejemplar.
Muy cerca de ese lugar, Juana Kuttel, con sus 98 años, recordaba cuando en 1963, compro cuatro plantas de fresno, que su marido planto en el frente de su casa, y al que a veces ataban sus caballos la gente que venía del campo y que hoy luce enorme uno de ellos.
Se recordó la plantación en 1990 en la plazoleta del Inmigrante del “Acer campestre” traído por visitantes Europeos y plantado por Javier Kuttel.
Sobre las avenidas de la ciudad, se destacó las Tipas, los Palo Borracho de la avenida Mitre, Los Ibira Pitá del Paseo del Sembrador.
ARBOLES DESTACADOS
Se hizo mención a la Palmera de la casa de Marta Udrizar, en Mitre y Tratado del Pilar, cuya casa diseño Carlos Pioli, con el ejemplar incluido, para no sacarla de ahí. El caso de Nestor Eggs, quien salvo un Ñandubay, haciendo desviar un muro perimetral en su propiedad de Avenida Urquiza.
Las Araucarias de 93 años, de Tratado del Pilar y San Martin, cuando se construyo la casa de Juan Carlos Deymonaz. Otra ubicada sobre Hoflak, frente a la casa de “Cacho” Scarazini. Un Olivo en Alvear y Los Pinos. En Schoeder y Andres Roude, un ejemplar de Lapacho, en Rocamora al 1500 un encorvado Ñandubay, los antiguos Brachichitos de Plaza Urquiza, los Cedros del Colegio Estrada.
Fue tan extensa la descripción, tanto como el conocimiento y seguimiento de estos elementales que forman parte del nacimiento y la historia de la ciudad, que una charla para las personas que concurrieron, parece muy poco para la entidad que tiene el tema.
Sería fundamental que tamaño conocimiento expresado, fuese volcado en un libro, para que cada habitante de la ciudad conozca la importancia que el árbol ha tenido, como testigo del nacimiento y desarrollo de la historia en la ciudad.