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Ferroclub Central Entrerriano
LA PAZ, ENTRE RíOS.
20-02-2024
Los 94 años de un ferroviario que fue en 1968 a pedir que no cierren su ramal.
2024-02-20-hora 17:52
Alberto “Polo” Santini nació hace 94 años en Puiggari, una estación de trenes de lo que eran los Ferrocarriles del estado, porque su padre era capataz de la cuadrilla de mantenimiento de ese lugar.
Como hijo de ferroviario , fue incorporando la pasión por los trenes, y después de Puiggari, en la década de 1940, su padre fue trasladado a una estación llamada Emilio Coni, a 320 kilómetros de distancia, en la provincia de Corrientes, del ramal a Curuzú Cuatiá, siempre dentro del Ferrocarril del estado.
A veces para buscar un lugar mejor para vivir o donde existiese colegio secundario, los ferroviarios, pedían traslado. Así que, de Emilio Coni, la familia Santini viajó 150 kilómetros, y recaló en otra estación de los ferrocarriles del estado, llamada La Paz.
Siempre cerca de los rieles ocurrió la vida de Polo. La casa del capataz, en Puiggari, Emilio Coni y La Paz, estaba, por disposición estratégica, al lado de la vía y a unos 200 metros de la estación.
Fue así, que de tanto sentir las zorras y locomotoras a vapor tan cerca, a los 15 años ya estaba practicando arriba de las locomotoras, y de tanto andar y ver, conocía al detalle, la forma en que funcionaba el ferrocarril.
Curiosa la vida de este ferroviario, que tuvo la suerte de ser conductor de trenes de carga y pasajeros del ramal entre La Paz y San Jaime durante 20 años, sin poder quedarse toda la vida ahí, como soñaba.
Cuando Argentina empezó su decadencia final, el ramal de Polo, fue el primero que pagó el precio del desguace, y lo trasladaron a Gualeguay, en medio de una decepción, sin entender porque se ensañaron con un ramal rentable en carga y pasajeros.
Antes de su viaje al sur, decidido a cambiar el perverso designio, manejó su auto hasta Concordia, para solicitarle al interventor allí presente, que revocara la actitud, que él, en persona, asumiría la administración del ramal.
Infructuoso resultó el pedido. En el año 1968, gobierno de Onganía, las determinaciones no se discutían, por lo que Polo, contrariado, debíó resignarse.
La paradoja de los manejos ferroviarios, dan cuenta, que la decisión de cerrar y levantar un ramal de trocha media, era resistida por el que dicen, fue el mejor director de ferrocarriles, después de los ingleses; el general Juan Carlos Demarchi.
Se sostiene, que a Demarchi, considerado un gran defensor del ferrocarril, no le quedó alternativa, y tenía que entregar alguna prenda de aquella determinación del nefasto plan Larkin de 1958, que condenaba al cierre, de mil kilómetros de vías en Entre Ríos.
Esta decisión, significaba el desguace total -30 años antes que finalmente ocurriera-. Los nominados al cierre en 1958, eran los ramales; Caseros-San Salvador; Sola -Raíces; Nogoyá-Victoria; Tala Gualeguay; Crespo-El Pingo y San Jaime- La Paz, en Entre Ríos y Rojas- 4 de Febrero en Buenos Aires, Santa Fé y Córdoba***.
La huelga ferroviaria de 45 días de 1961, impidió que el ferrocarril Urquiza, padeciera hasta 1968, el cierre de ningún ramal en la Mesopotamia, como ocurrió con las otras líneas del país.
Se conjetura, que esa fue la razón, por la que Demarchi, debió ceder, y La Paz, se quedó sin ferrocarril en 1968.
Polo, desde 1968 y hasta 1977, condujo los trenes a vapor entre Gualeguay y Tala, pasando por Galarza, la estación ubicada a la mitad del recorrido. Esto tiene que ver con una historia particular de quien escribe esta nota. **
Como la gratitud hacia el sistema y las personas que hicieron grande al país, no estaba contemplada en el libro de la retribución, otra vez, la trampa macabra de la clausura lo atrapa, y Tala-Gualeguay, tambien lo cierran en 1977, y Polo, otra vez se quedó sin vías.
Otra gran decepción para Polo, y la decisión de la gerencia, lo dirige a Mantilla, una estación correntina, cabecera del ramal a Goya, que por compensación* perduró hasta 1990. Allí Polo, anduvo de conductor, hasta 1979, realizando la corrida diaria de cargas y pasajeros, en los más de 80 kilómetros de recorrido.
El final de su vida ferroviaria, transcurrió por un breve lapso, en Curuzú Cuatia, donde se jubiló en 1980, con 55 años de servicio.
Volvió a su casa de La Paz, que no de casualidad, está a unos metros de lo que fue la estación. En su taller, construyó una locomotora a vapor en tamaño pequeño, empeñado en que, aunque hayan sacado las vías, no podrán jamás extirpar de su vida al ferrocarril.
Estuvo en Villa Elisa, el sábado 11 de diciembre de 2021, subió a la Locomotora del Ferroclub, la manejó un tramo, haciendo vibrar el silbato, que donó a la entidad, con la que la máquina escocesa de 1928, incorporó el sonido igual, al que en tantos pasos a nivel, Polo hacía sonar.
Por ello, desde la estación de Villa Elisa, el Ferroclub Central Entrerriano lo saluda, y no olvida la enseñanza que con su actitud de resistencia, deja como legado;” No olvidar a los trenes, porque sin ellos, Argentina será un pobre país”.
Hoy cumplió 94 años, con muy buena salud, vitalidad y lucidez, lo que le permiten ser testigo del tiempo vivido, cuando el trabajo constante de los ferroviarios hacía a diario la comunicación de los pueblos. La estación de La Paz, es un supermercado, el galpón de locomotoras es otra cosa y la mesa giratoria desapareció, igual que la traza al puerto. Ni las vías y durmientes se salvaron.
Polo, “celebra” haber llegado a esta edad, pero solloza al notar que su ciudad y la nación en la que vive, son la imagen de la tristeza, pobreza y desolación, que comenzó el día que sacaron el Tren de La Paz.
*Entre Ríos tenía originalmente más del doble de kilómetros de vías que Corrientes.
**Desde 1968 y hasta 1972, he viajado en el tren a vapor, con coches de madera, conducido por Polo, entre Tala y Galarza, lo que vengo a descubrir, muchos años después.
***Se clausuró el tramo desde Rojas hasta la estación 4 de Febrero el 1 de agosto de 1961
(Rafael Pirolla)