Entre Ríos
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VILLA ELISA, ENTRE RíOS, ARGENTINA.
01-08-2025
Al maestro lo torturaron en su casa. A una semana del fallecimiento de Gustavo Orcellet.
01-08-2025-H:10.19
En la calle José Guex al 2655 vivía el docente Gustavo Julio Orcellet, que falleció el pasado 25 de julio a consecuencia de la golpiza recibida con ensañamiento, se estima entre el domingo 6 y el martes 8 de julio de 2025.
La línea de tiempo que se traza y la data de la golpiza, que el no quiso admitir, se basan en los día previos, cuando todo marchaba con normalidad.
El viernes 4 de julio, estaba preparado a viajar en un auto como acompañante a Villa Libertador San Martin, para recibir a una persona de su familia a quien, le había ofrecido atenderla en la casa de la paciente, solamente por la empatía que ambos se prodigaban. Sucedió repentinamente que el alta médica de su sobrina, se postergó para el lunes 7, por lo que Gustavo, preocupado por la familiar, se tomó ese viernes un colectivo, que lo llevó a Paraná, y desde allí combinó con otro que lo condujo a Villa Libertador San Martin. Luego de la visita, en la que se lo vio pleno y con excelente ánimo, manifestó que al volver a la capital, antes de regresar a Villa Elisa, visitaría a su hijo menor que hacía un tiempo no veía.
Luego, volvió a Villa Elisa, a donde llegó el sábado a la tarde, y el día domingo 6 de julio se lo pudo ver en la ciudad paseando los 2 perros que tenía. Esa actividad observada, fue la última ocasión constatada de que se encontraba en plenitud física.
Entre ese momento y hasta el miércoles 9 a la mañana, cuando su hijo mayor concurre a visitarlo, y lo ve muy golpeado en su rostro y cuerpo, recae la sombra de la incertidumbre sobre lo acontecido. Gustavo le dijo a su familia y a los médicos que lo atendieron, que el motivo de los hematomas, ocurrió por la caída de la cama.
A pesar de la impresión que causaba su aspecto físico por los golpes notables, se encontraba con plena lucidez, negando una y otra vez en el Hospital de Villa Elisa, cualquier situación de violencia. Por ese motivo, quienes lo atendieron, recomendaron a su familia realizar la denuncia policial, lo que se hizo en la comisaría local.
Una vez llevado al Hospital San Benjamín de Colón, se lo trasladó a terapia intensiva, sedándolo y asistiendo con respirador y con equipo de diálisis, ante la gravedad que su estado adquiría.
Desde ese momento, nunca despertó ni recuperó la conciencia, y a través de los partes médicos diarios se evidenciaba que el cuadro se agravaba y tenía tendencia irreversible, porque los órganos vitales resultaron golpeados, aparentemente en el piso y por la espalda. Finalmente, después de 16 días en terapia intensiva, falleció el viernes 25 de julio a la hora 7.30.
En su breve velatorio, entre la hora 15 hasta las 20, con ataúd abierto, se notaban algunas secuelas, aunque disminuidas por las dos semanas de ocurrida la agresión. Sus familiares, se referían a la cantidad de marcas que observaron en otras partes del cuerpo, no dejando dudas que se trató de una golpiza cruel y con intención de matar. La fiscal del caso, desestimó la autopsia, por no considerarla relevante. El sábado 26, a la mañana el cuerpo del infortunado, fue cremado en Concepción del Uruguay.
Gustavo Orcellet tenía 54 años, era docente, maestro de primaria, aunque hacía años que no ejercía por razones de salud. Fue locutor desde 1989 y por más de 20 años de radio Centenario, comenzando con quien fuera se esposa Elizabeth Casse, en el programa “La Galera”, que muestra la foto de esta nota.
Las conjeturas y nombres que recorren la ciudad como probables autores son muy variadas, aunque carecen del sustento de pruebas palpables, como por ejemplo de las cámaras. Las pocas que hay en la zona del suceso, hoy no parecen suficientes para realizar detenciones de sospechosos. Solamente se tiene como aliado el teléfono celular, que según su familia, contaba con datos que en manos de investigadores con dedicación, capacidad y acción, podrían develar la autoría. La causa está a cargo de la fiscal Micaela Di Prétoro.
En lo que hace a su familia cercana, se manifiestan carentes de toda hipótesis. Es tanto el asombro como la desazón, porque nunca imaginaron vivir una situación tan desagradable e irreversible.
El caso de Gustavo, es una especie de “Cisne Negro”, como se denomina a estos asuntos que es difícil imaginar, ocurran en un pueblo grande o ciudad chica y como tal, termina abriendo la ventana de un suceso similar e impune que parecía nunca habría de exhumarse. Ahora, en época de redes de comunicación anárquicas, que barajan nombres e hipótesis por doquier, se espera que el zarandeo que deja la información extra oficial, más los sabuesos de la justicia con sus certezas, logren que este caso tenga resolución y culpables.
Esta historia actual de golpiza y tortura a golpes finalizada en muerte, reflota otra nunca publicada. Quizás por pudor al daño que la información fuera de a tiempo, pudiera causar a descendientes de los presuntos autores, nunca mereció un texto; solamente le cabía conjeturas por lo bajo, y parecía que la impunidad, clausuraba hasta una publicación del suceso.
El parangón con un caso real de la década de 1960, cuando un joven apareció muerto cerca del Hospital de Villa Elisa, producto de una golpiza propinada por varios sujetos, conocidos habitantes de la ciudad, que aunque identificados en modo población, la justicia de los hombres nunca recayó sobre ellos, y el asesinato de un hombre emboscado y atacado por varios quedó impune.
Que no ocurra lo mismo con el maestro torturado en su propia casa, del que hace una semana nos enterábamos de su fallecimiento.