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Ferroclub Central Entrerriano
VILLA ELISA, ENTRE RíOS, ARGENTINA.
08-05-2024
Treinta años del Ferroclub; una forma de volver a tener un tren funcionado.(Mas aún cuando llueve como hoy)
2024-05-08-H:9.33
Cuando llueve como hoy, entre tantas preguntas en un país sin rumbo ni timòn, una es, cómo es que no funciona un tren para llevar a la gente que necesite viajar a 1º de Mayo.
La misma angustia y reflexión dolorosa ocurría hace 40 años, en 1984, cuando la democracia deba los primeros pasos de regreso al país. El ramal de Villa Elisa, tenía solo 4 años de abandono, pero nadie se acordaba de volverlo a la vida, aprovechando la nueva era que inspiraba la “Buena Política” que imaginábamos.
Era difícil para mí, hablar de trenes en Villa Elisa como una necesidad, porque los pueblos del ramal, tenían varios colectivos que los servían. Hacia 1º de Mayo y Pronunciamiento, la empresa Tres de febrero, contaba con 3 servicios diarios de ida y vuelta. Hacia La Clarita, Arroyo Barú y San Salvador, había dos empresas; “El Matrero” y “El Lalo”.
La oferta de colectivos era suficiente y salían de la terminal del centro, en cambio, la estación estaba a casi 2 kilómetros, porque no tenía parada en Avenida Mitre, a 6 cuadras del centro, lo que hubiera hecho más seductora la idea. Para peor, recordaban que el tren, al opuesto de los colectivos, tenía un solo servicio diario, a veces 2, pero sin horarios uniformes.
Unicamente el Arroz de la Cooperativa, aparecía como el argumento fuerte para retornarlo.
Solamente la nostalgia de los 12 puestos de trabajo perdidos, y la desazón silenciosa de los ferroviarios que debieron marcharse a otros lugares, resultaba la plegaria que describía su resignación ante el hecho consumado.
La sociedad, no se conmovió en manifiestos por la clausura de su impecable estación. Solo el Intendente Heraldo Peragallo, Pio Lombardini, por la Cooperativa de Créditos y Pedro Vallejos, el jefe de estación, se movilizaron a los pueblos vecinos pidiendo una firma de apoyo , que impida el final de los trenes.
La dictadura de Videla y Martinez de Hoz, consideraba a los ramales interiores, como poco importantes, imponiendo la clausura de miles de kilómetros de vías.
Y ante la apatía del interior y sus instituciones, que nada opinaban, cerrar ramales, ocurrió como una acción más del “Proceso de reorganización nacional”.
Resulta difícil imaginar cómo se llegó a formar de la nada una entidad, en una ciudad que no tenía raigambre ferroviaria, y nadie hablaba de trenes con nostalgia.
No fue un parto prematuro, sino, deseado por una porción importante, aunque en números mínima. Cuando en países, sin plan de desarrollo como pasa en argentina, solo es posible aquello que surge de la aclamación popular, por lo que el Ferroclub, nació a contrapelo del poder que gobierna el país.
Solo la difusión por la Radio, en forma de comentario, de manera diaria, y tratando de inculcar la importancia de los trenes en los países desarrollados, apoyó la iniciativa para que 18 personas se juntaran, en la misma radio que había organizado la reunión el martes 10 de mayo de 1994 a la hora 20.
Si no hubiera venido nadie, poco podía hacer yo solo, para armar semejante “Cosa”, que nadie entendía lo que pretendía ser.
Por eso es bueno recordar a los que se atrevieron a venir; Margarita Trigo, Eleomar Charreum, Abel Viollaz, Hector Blanc, Andres Mirwald, Santos Castro, Roberto Henderson, Carlos Sosa, Carlos Acosta, Manuel Mierez, Juan Allois, Miguel Vuagniaux, Alberto Pierotti, Omar Borcard, mi padre Isauro, y mis Hijos Alan y Paul.
Y ahora, mientras llueve en la zona, reivindicar el propósito de la fundación expresada en esa noche, a la que le faltó la foto, que el Ferroclub Central Entrerriano, se creó, para que vuelva el tren de pasajeros al ramal Caseros- San Salvador, que hoy seria con un coche motor “Wadloper”, que cuesta, 30 mil Euros, (lo que le sale al país, pagarle 5 meses de sueldo a un diputado). No me importa si se enojan los políticos, pero a treinta años de la fundación, a las cosas hay que decirlas como se debe; a la plata de la gente, hay que destinarla a servir a la gente.
Rafael Pirolla
